Este sitio esta dedicado a los niñ@s del grado Transición. En la búsqueda como maestras de su desarrollo integral.
domingo, 21 de marzo de 2010
LA IMPORTANCIA DE JUGAR
“El juego es la expresión máxima del carácter lúdico del niño, para él, el juego se constituye en una actividad fundamental. Todos los niños juegan y les gusta jugar, ya que ello les proporciona enorme alegría, a través de él se incorporan a la vida social, trabajan en equipo, amplían, precisan y construyen conocimientos y forman valores y actitudes.”
La expresividad del movimiento se traduce en la manera integral como el niño actúa y se manifiesta ante el mundo con su cuerpo, en la acción del niño se articulan toda su afectividad, todos sus deseos, todas sus representaciones, pero también todas sus posibilidades de comunicación y conceptualización.
Por tanto, como Institución Educativa y Docentes del Grado Transición, debemos realizar acciones que le permitan al niño integrarse y reconocer su espacio lúdico y recreativo donde participa activamente, recordando que el niño actúa como un todo estimulando el desarrollo de su ser integral.
Durante los años escolares 2005-2006,2006–2007,2007-2008,alrededor de 300 alumnos del grado transición de las tres sedes que conforman la Institución Educativa “Jorge Eliécer Gaitán”, participaron en un importante proyecto pedagógico, el “Festival Lúdico Recreativo de Pre escolar”
El objetivo fue sensibilizar tanto a los padres como a los niños de la importancia del juego, el deporte y la recreación en el niño, e implicarles en el trabajo de restaurar su protagonismo en la familia y en la sociedad.
Durante estas tres versiones del Festival, los padres de familia y estudiantes de transición de la I.E. “Jorge Eliécer Gaitán”, participaron en diversas actividades y talleres en los centros educativos.
La realización de dichos Festivales fue acogida por la comunidad educativa en general, ya que por impulsar la integración familiar y la sana recreación esta iniciativa fue merecedora de un reconocimiento especial por dicha comunidad.
lunes, 15 de marzo de 2010
PENDIENTES DE SU DESARROLLO INTEGRAL
El ser humano, el niño y la niña se desarrolla como totalidad tanto en su organismo biológico como intelectual, organizando sus potencialidades de aprendizaje y desenvolvimiento funcional en un sistema compuesto de dimensiones: socio-afectiva, corporal, cognitiva, comunicativa, ética, estética y espiritual.
El funcionamiento particular de cada uno determina el desarrollo y actividad posible del niño y la niña en sus distintas etapas.
Es fundamental la visión integral que se tenga de estas dimensiones, de interactuar con el niño.
DIMENSIÓN CORPORAL: Se posibilita la construcción misma de la persona, la constitución de una identidad, la posibilidad de preservar la vida, el camino de expresión de la conciencia y la oportunidad de relacionarse con el mundo. A partir de esta concepción se plantean tres grandes objetivos que se complementan y enriquecen mutuamente: hacer del niño un ser de comunicación, hacer del niño un ser de creación y favorecer el acceso hacia nuevas formas de pensamiento, al referirnos a la dimensión corporal, no es posible mirarla sólo desde el componente biológico, funcional y neuromuscular, en busca de una armonía en el movimiento y en su coordinación, sino incluir también las otras dimensiones , recordando que el niño actúa como un todo poniendo en juego su ser integral.
DIMENSIÓN COMUNICATIVA: Esta dirigida a expresar conocimientos e ideas sobre las cosas, acontecimientos y fenómenos de la realidad; a construir mundos posibles; a establecer relaciones para satisfacer necesidades, formar vínculos afectivos, expresar emociones y sentimientos. Para el niño de preescolar, el uso cotidiano del idioma, su lengua materna en primera instancia, y de las diferentes formas de expresión y comunicación, le permiten centrar su atención en el contenido de lo que desea expresar a partir del conocimiento que tiene o va elaborando de un acontecimiento, constituyéndose el lenguaje en la forma de expresión de su pensamiento. Por tanto las oportunidades que facilitan y estimulan el uso apropiado de un sistema simbólico de forma comprensiva y expresiva potencian el proceso de pensamiento.
DIMENSIÓN COGNITIVA: La relación que se da entre la familia y la escuela, es fundamental para consolidar los procesos cognitivos básicos: percepción, atención y memoria. El niño apoyado en las experiencias que le proporciona su contexto particular, en el cual la familia juega un papel vital, desarrolla su capacidad simbólica, que surge inicialmente por la representación de los objetos del mundo real, para pasar luego a las acciones realizadas en el plano interior de las representaciones, actividad mental, y se manifiesta en la capacidad de realizar acciones en ausencia del modelo, realizar gestos o movimientos que vio en otros, y pasar a jugar con imágenes o representaciones que tiene de esos modelos. En el período de tres a cinco años de edad, el niño se encuentra en una transición entre lo figurativo – concreto y la utilización de diferentes sistemas simbólicos, el lenguaje se convierte en una herramienta esencial en la construcción de las representaciones, la imagen está ligada a su nominación, permitiendo que el habla exprese las relaciones que forma en su mundo interior. La utilización constructiva del lenguaje se convierte en instrumento de formación de representaciones y relaciones y, por tanto de pensamiento. Los símbolos son los vínculos principales de la ínter subjetividad y relación social; son en esencia sistemas de relación a través de los cuales se comparten mundos mentales. Para entender las capacidades cognitivas del niño de preescolar, hay que centrarse en lo que éste sabe y hace en cada momento, su relación y acción con los objetos del mundo y la mediación que ejercen las personas de su contexto familiar, escolar y comunitario para el logro de conocimientos en una interacción en donde se pone en juego el punto de vista propio y el de los otros, se llega a acuerdos, se adecuan lenguajes y se posibilita el ascenso hacia nuevas zonas de desarrollo.
DIMENSIÓN ÉTICA: La formación ética y moral en los niños, una labor tan importante como compleja, consiste en abordar el reto de orientar su vida. La manera como ellos se relacionarán con su entorno y son sus semejantes, sus apreciaciones sobre la sociedad y sobre su papel en ella, en fin, aprender a vivir. El objetivo de la educación moral sería el desarrollo de la autonomía, es decir, el actuar de acuerdo con criterios propios. La creación de un ambiente en el aula y en la escuela, basado en el respeto mutuo y en posibilidades de descentrarse y coordinar puntos de vista, es la estrategia fundamental para el desarrollo de esta autonomía. El maestro disminuirá su poder como adulto permitiendo que los niños tomen decisiones, expresen puntos de vista, y aún sus desacuerdos respecto a algunas posiciones del adulto. Propiciará las relaciones entre los niños, base para la formación de la noción de justicia, el intercambio de puntos de vista y la solución de problemas entre ellos mismos. Igualmente fomentará su curiosidad, la elaboración de preguntas y la búsqueda de soluciones ante los problemas morales que se presentan en la vida diaria. Los niños en este ambiente irán construyendo el valor del respeto al otro, de la honestidad, de la tolerancia, valores esenciales para una convivencia democrática.
DIMENSIÓN ESTÉTICA: Esta dimensión juega un papel fundamental ya que brinda la posibilidad de construir la capacidad profundamente humana de sentir, conmoverse, expresar, valorar y transformar las percepciones con respecto a sí mismo y al entorno, desplegando todas sus posibilidades de acción. El niño, en esa permanente interacción consigo mismo, con sus pares y con los adultos, especialmente con sus compañeros, el docente y padres de familia, manifiesta sus sensaciones, sentimientos y emociones, desarrolla la imaginación y el gusto estético garantizando climas de confianza y respeto, donde los lenguajes artísticos se expresan y juegan un papel fundamental al transformar lo contemplado en metáforas y representaciones armónicas de acuerdo con las significaciones propias de su entorno natural, social y cultural.
DIMENSIÓN ESPIRITUAL: El desarrollo de esta dimensión en el niño, le corresponde en primera instancia a la familia y posteriormente a
EDUCACIÓN PREESCOLAR
El nivel de educación preescolar se enmarca en las disposiciones de
En esencia lo que propone es el desarrollo pleno de los principios de equidad e igualdad de oportunidades educativas para los más pequeños, que se explicitan en el decreto 2247 de 1996, en el cual se establecen normas relativas a la prestación del servicio educativo en el nivel de preescolar, su organización y orientaciones curriculares sustentadas en los principios de integralidad, participación y lúdica para la organización y desarrollo de los proyectos lúdico – pedagógicos y otras actividades complementarias.
Su enfoque está fundamentado en el reconocimiento de un saber en los niños; la interacción con sus entornos natural, familiar, social, étnico y cultural; la generación de situaciones que estimulen desde el inicio de la escolaridad el espíritu científico, la creatividad y la imaginación; la vivencia de situaciones que fomenten actitudes de respeto, tolerancia, cooperación, autoestima, autonomía y la expresión de sentimientos y emociones; en la creación de ambientes lúdicos, comunicativos y de confianza que faciliten la interacción; en el reconocimiento de otros ambientes como ambientes para el aprendizaje, en fin en una educación preescolar con carácter transformador.
MUCHAS DE LAS COSAS QUE NECESITAMOS PUEDEN ESPERAR:
“EL NIÑO NO PUEDE...
AHORA ES
SE ESTÁN FORMANDO SUS HUESOS.
SE ESTÁ HACIENDO SU SANGRE.
Y ESTÁN DESARROLLANDO SUS SENTIDOS.
NO PODEMOS RESPONDERLE MAÑANA.
SU NOMBRE ES HOY.”
GABRIELA MISTRAL
Se puede decir que el niño y la niña es edad preescolar desde su propia lógica, construida en interacción consigo mismo y con el otro, tienen un amplio y articulado conocimiento del mundo, por tanto hacer pedagogía en el preescolar, es pensar en la posibilidad de un niño, una niña, de un hombre o una mujer capaz de amar, recibir y ofrecer afecto y establecer lazos de amistad, compañerismo y solidaridad, con capacidad y deseo de comunicarse con los demás, y de disfrutar con las oportunidades que le da la vida.